miércoles, 1 de abril de 2020


BOLIVIA EN LA CRISIS COVID 19:
CONSIDERACIONES PARA “APRENDER” DE LA PANDEMIA
Romeo Marta
Comunicador Social
 21 marzo 2020

Un virus insospechado, que genera muerte y angustia en todo el mundo, ha llegado a nuestro país. Todos los bolivianos nos preguntamos cuál puede ser el mejor camino, la vía más efectiva y pertinente para frenar la expansión masiva de contagios y, claro, para evitar que nuestras familias y seres queridos se vean afectados.

Esta preocupación es de orden global, pero en nuestro país se da en un contexto posterior a convulsiones políticas y sociales que han afectado a diversos sectores y que mantienen encendidos conflictos entre otros. La carencia de unidades de terapia respiratoria suficientes en los centros de salud, las condiciones agravadas por dificultades respiratorias inherentes a ciudades altas, como La Paz, Oruro y Potosí, el ingreso reciente a las estaciones frías, sumándose a las condiciones citadas, pueden ubicarnos en uno de los contextos más vulnerables de la región para enfrentar la pandemia.

Estadísticamente, si el virus se transmite libremente, los 25 casos actualmente detectados se duplicarían cada 2 a 3 días[1]. En teoría, sin medidas preventivas y de emergencia, en poco menos de 2 meses podríamos tener a toda la población nacional afectada. Con esa suposición, es oportuno analizar lo que está pasando en el resto del mundo. Ver cómo algunos países han afrontado e irán saliendo, lentamente, de estas crisis y, aprendiendo también de los errores, considerar hacia dónde no deberían orientarse las medidas y acciones que, a estas alturas, serán transcendentales.

Factores de éxito y de “fracaso” frente al Coronavirus COVID 19.
Las estrategias gubernamentales de los países que han logrado reducir la tasa de mortandad por el COVID 19, a niveles bajos (p. ej. Alemania, que la mantiene en el 0,3%), se han basado principalmente en determinaciones transparentes y muy anticipadas[2], que han apoyado a generar una voluntad comprometida, solidaria y co-responsable en su gente, difundiendo el mensaje de que “el problema es grave”, pero no es solo “de unos cuantos”, sino de absolutamente toda la comunidad. Una de estas medidas consiste en el distanciamiento entre personas, que involucra cuarentenas en algunos estados, y medidas para evitar el contacto, en otros.

En un motivador discurso, la canciller alemana, Ángela Merkel, ha señalado a la población de este país: “esto es un problema serio, por favor tómenlo en serio. (…) No estamos condenados a aceptar pasivamente la propagación del virus. Tenemos una solución, por consideración al otro, mantengamos la distancia (…) no más apretones de manos, lávense las manos con frecuencia y, preferiblemente, tengan apenas contacto con los más ancianos”[3].

Analizando las noticias, comunicados y entrevistas que están circulando tanto a través de medios informativos, como de aquellos más informales y de las redes sociales, dos parecen ser los factores de éxito que están generando un impacto positivo al controlar la propagación del COVID 19:

  • 1.   Saber detectar, tempranamente, a las personas contagiadas. Esto a través de miles de exámenes y tests diarios. Para realizarlos, se analiza cada caso previamente, tomando en cuenta si la persona ha tenido contacto que viabilice el contagio, o si los síntomas son evidentes.
  • 2.  Convencer a la población, oportunamente, de lo imprescindible que es realizar cuarentenas, comprometerse a acatarlas, reducir la movilidad humana y mantener estrictamente la distancia entre personas. En el caso de Latinoamérica en general, y de Bolivia en particular, es necesario organizar cuidadosamente el abastecimiento de artículos de primera necesidad, determinando instrucciones y normas muy claras, para que la población sea capaz de sujetarse a ellas y, asimismo, no se vea perjudicada en la provisión de víveres y cuidados a sus familias.


Según información de la red BBC (Londres), Alemania está realizando 180.000 tests por semana (más de 20 mil diarios), Corea del Sur realiza 20 mil y Reino Unido ha comenzado a testear 25 mil personas por día. En Bolivia, si siguiésemos un protocolo similar, en pocas jornadas podríamos tener a la población urbana testeada casi en su totalidad[4]. Corea del Sur ha implementado un sistema on line, a través de una aplicación digital que alerta de personas con contagio que puedan estar a poca distancia (la app se llama “Corona 100m”). _Es una medida bastante intrusiva, para un país que se ha manifestado usualmente en contra de esto, pero está funcionado. Asimismo, las personas con síntomas envían sus datos a las unidades médicas especializadas y, en caso necesario, se toman muestras de esputo y otras en lugares alejados de los centros poblados. Los resultados del test se proveen a través de la misma app[5].

Examinar, diagnosticar y aislar, con el monitoreo médico que corresponde, es uno de los procedimientos más exitosos en estos países que, probablemente, superarán la etapa crítica del COVID 19 disminuyendo los impactos más negativos, como son la muerte y padecimiento de miles de pobladores, con el subsecuente colapso de los sistemas de salud. Empero, las diferencias con la cantidad de unidades hospitalarias disponibles para los pobladores en estos países, son radicales frente a la realidad boliviana.

Por ejemplo, Alemania cuenta con más de 25 mil unidades de terapia respiratoria y está buscando adquirir 10 mil adicionales[6]. Bolivia solamente tiene un poco más de 250 de aislamiento y 35 de terapia intensiva[7], sumadas entre las de acceso público y privado. Para casi 3 millones de habitantes, en del Departamento de Santa Cruz, solo hay 21 respiradores artificiales disponibles[8]. Justamente, esa imposibilidad de atender muchos casos repentinos que necesiten hospitalización, convierte en urgentes todas las determinaciones para evitar el contagio.

Sin embargo, siguiendo lógicas y urgencias particulares, otros países han probado disminuir su atención a los efectos sobre la salud y mortandad de sus pobladores. Se han focalizado, en cambio, a tratar de paliar los “impactos económicos” que, paralelamente, están siendo y van a ser agudos.
Una de las estrategias que ha sido más criticada por la comunidad científica internacional es la de Reino Unido[9]. Hasta hace poco, su política de aminorar los severos impactos que tendrá el Coronavirus en la economía buscaba eludir las cuarentenas y aislamientos. La idea, propuesta a principios de marzo, esperaba que a través del contagio y re-contagio la población genere una “inmunidad social” o “inmunidad de rebaño” con el tiempo.

El portal de Noticias de Naciones Unidas señalaba el 17 de marzo: “Líderes de la OMS en Europa advirtieron este martes que permitir que el coronavirus COVID-19 circule para que una gran parte de la población se contagie y logre la inmunidad, como ha sido sugerido en países como el Reino Unido, no es recomendable en este momento (…) el director regional de la OMS reiteró que la única estrategia que deben implementar los países sigue siendo la misma. ´Hay que identificar los casos, rastrear los contactos y contener y suprimir el COVID-19 para aplanar la curva y dar tiempo a los sistemas sanitarios a responder”[10].

A la fecha, nada garantiza que las personas contagiadas puedan generar suficientes anticuerpos para ser inmunes frente a un nuevo brote o contagio. No existe esa certidumbre, ni en Reino Unido ni en el resto del mundo, y podría ser una estrategia destinada al fracaso, que lo único que lograría es una diseminación más alarmante y una saturación problemática de las atenciones médicas.

Es imposible ignorar lo que podemos aprender de países que han hecho frente a los casos que provenían de China, nación dónde se originó la epidemia y que ha tenido en los últimos años un frecuente intercambio de personas con Bolivia. El New York Times[11] habla sobre la estrategia de Singapur para frenar la curva de contagios: “Cuando los rumores de un misterioso virus comenzaron a circular en China a principios de año, Singapur se movió con rapidez (…) Los escáneres térmicos medían las temperaturas de todos los que llegaron al país (sobre todo, provenientes de China continental). En una nación de 5,7 millones de residentes, Singapur desarrolló rápidamente la capacidad de administrar pruebas de coronavirus a más de 2.000 personas por día[12]”.

En el contexto actual, la labor de medios y profesionales en comunicación es decisiva. Sin información oportuna y adecuada, sin parámetros que permitan interpretar los datos y efectuar una discriminación científica y rigurosa de las fuentes, lo único que se va a generalizar es el caos, el pánico y los problemas sociales. Este agravamiento solo es proclive a diseminar el contagio y a generar incertidumbre sobre cómo afrontar la enfermedad.

Definitivamente, a las y los comunicadores nos toca asumir un rol de mucha responsabilidad, quizás como nunca antes. No es un momento para agravar la visible incertidumbre y sí para informar adecuadamente. En estos casos, la Comunicación asertiva salva vidas y debe consolidarse en el canal más efectivo para fortalecer un sentido comunitario en todos los estratos de la sociedad y aminorar conflictos que, al menos temporalmente, necesitan ser abordados como secundarios.

Lecciones aprendidas para Latinoamérica
Persiguiendo un escenario optimista, en el que Latinoamérica asumiría el compromiso de velar no solo por su familia y bienestar personal, sino por el de todos sus conciudadanos, quizás podremos evitar una cantidad significativa de muertes y el desborde sistémico de los centros de salud.

Varios países latinoamericanos han empezado a enfocarse en la realización de detecciones tempranas para luego aislar los casos confirmados. México fue el primero y cuenta ahora con un protocolo para diagnosis en 32 centros de su red nacional de laboratorios. Chile ha fortalecido la vigilancia para detectar rápidamente cuadros respiratorios en todos sus hospitales. Desde principios de febrero, Colombia cuenta con un test para detección temprana a todas las personas que ingresan a este país. Es claro que los países cuyos gobiernos asuman las implicancias y realicen inversiones inteligentes, tanto en infraestructura como en desarrollo de capacidades y seguridad para sus profesionales de salud, son los que saldrán mejor “parados” de esta dura etapa.

No es necesario preguntarse angustiosamente: “¿en qué invertimos como país, entonces?”. Los países citados anteriormente ya nos han dado la respuesta: 1. garantizar la ejecución de tests de alerta temprana, para identificar casos con riesgo de contagio (y, en nuestro país, asegurar que el testeo se realice de manera descentralizada para consolidar su efectividad), y 2. asegurar que la población pueda quedarse en sus domicilios el mayor tiempo posible, disminuyendo la movilidad y guardando distancias prudentes entre personas.

Es claro que las cuarentenas no se pueden sostener permanentemente, pero es necesario realizarlas en este momento para evitar rangos elevados de contagio. Posteriormente, se puede evaluar los resultados y/o la pertinencia de nuevos periodos de aislamiento, por turnos, o por zonas de riesgo, etc. La comunicación de la logística y normativa para la población debe ser, en todo caso, muy precisa, especialmente en lo relacionado al acceso a víveres y medicamentos.

Este último punto, implica obviamente que la población aislada tiene que estar fuerte, estable y bien nutrida para poder ser resiliente. Particularmente en Latinoamérica, la orientación de las medidas públicas debería dirigirse a la prevención y detección temprana, pero en una consideración muy realista y pragmática de las condiciones económicas y sociales de cada familia. De nada servirá “salvar” a las personas de una pandemia viral sí, paralelamente, se deja que mueran de hambre o de la exacerbación de otras enfermedades.

Para ejemplificar otro abordaje: pese a la criticada intención de generar una “inmunidad social” en Reino Unido, el gobierno asumirá el 80% de los honorarios de todos los trabajadores que no están ejerciendo funciones, al menos hasta que pase la fase más dura del COVID 19. Algo digno de, en la medida de lo posible, replicar.

¿Cómo va a ser un mundo Post-covid?
En estos pocos meses, y especialmente en países como Italia con más de 5.000 fallecidos[13], el COVID nos está “enseñando” que es vital implementar un conjunto de nuevos hábitos. A nosotros, los latinoamericanos, que somos tan expresivos en nuestros saludos de “apretón, beso y abrazo”, nos está enseñando que eso tiene que cambiar. Y sin vueltas atrás.

El virus nos está “obligando” a saber que, ahora, el principal acto simbólico de amor es mantener la distancia entre humanos. Como ahora arengan miles de alemanes: “Si amas a tus abuelos, no dejes que se junten con tus nietos”, o como canta la frase inspiradora de los italianos “nos distanciamos hoy para abrazarnos mañana”.

Es seguro que, aún contando con una vacuna universal (de aquí a 1 año o más), estos nuevos hábitos se mantendrán por mucho tiempo. Aprenderemos e internalizaremos ese aprendizaje, no solo para mantener distancias prudentes, sino para protegernos mejor a través de una higiene minuciosa, que implica el lavado de manos como práctica prioritaria, pero que, además, involucra una serie de nuevos rituales cotidianos. Desinfectar los zapatos o dejarlos fuera de casa, evitar la proximidad entre niños y personas de la 3ª edad, especialmente en estaciones que son proclives a gripes virales, y un sinfín de nuevas prácticas tendrán impacto en nuestra forma de ver el mundo, las relaciones sociales, y también la manera en que estamos haciendo algo, o casi nada, para cuidar nuestras fuentes de agua y el medio ambiente en general.

Una gran parte de estas formas parasitarias de vida, los virus, tienen un origen animal[14]. Usualmente, pueden “saltar” de otra especie hacia la humana y es allí donde mutan y se convierten en patógenos. Priorizar la industria y el consumo de bienes a gran escala, en detrimento del cuidado de hábitats naturales, ha sido un abismal error y la Naturaleza nos lo está demostrando drásticamente.

Las nuevas visiones y comportamientos que, por un lado, pueden resultar cansinos o hasta pecar de “paranoides” para algunos, de ahora en adelante implicarán nada menos que la supervivencia de la especie y de nuestro entorno. Es posible, además, que una vez termine esta primera fase crítica y se extienda una vacuna universal, mucha gente volverá a “acercarse” y eso puede implicar un “mini baby boom”. Es decir, en unos cuantos años, un ligero crecimiento poblacional.

Acciones y medidas oportunas
No solamente estas costumbres serán las que se instauren en la vida del “Mundo Post COVID”. En este ámbito, es necesario volver a hablar del tema económico, de los efectos e impactos que va a tener el virus tanto a nivel global como en Latinoamérica. Es seguro que, pese a todas las medidas que se están asumiendo, los impactos económicos alcanzarán al continente de forma más radical que a los países industrializados. Esto debido a que formamos parte de un bloque regional cuyo rasgo común es la pobreza, y a que la economía nacional depende, en gran parte, de actividades informales como la producción minorista, el comercio o los pequeños/medianos emprendimientos.

En ese análisis, percatarse de lo frágil e insuficiente que es nuestro sistema de salud, es un primer paso, quizás muy tardío, pero primer paso al fin. Esto representa la urgencia de invertir como nación en equipamiento e infraestructura, pero también de contribuir a que los profesionales del área estén suficientemente preparados para riesgos de salud de alcance mundial.

Además, implica que el personal médico no tenga que sentirse “forzado” a efectuar atenciones a enfermedades graves sin contar para ello con estrictas medidas que garanticen su seguridad y su vida. Parece claro, entonces, que una de las primeras acciones que asumirían los países será invertir en sus profesionales, equipos e infraestructura de salud. Esto supone, consecuentemente, relegar otros temas en la lista de prioridades. Uno de estos podría ser el sector laboral y el productivo.

Hace 2 semanas, algunos análisis prematuros estimaban que cerca de 25 millones de empleos podían estar en riesgo frente a la pandemia[15]. En Bolivia, el peligro para los modos de vida es muy severo, porque un gran porcentaje de los pobladores subsiste “día a día”, sin percibir salarios ni gozar de beneficios sociales. Esto significa que, si miles de bolivianos no trabajan hoy, mañana no tendrán que comer y, para evitar que eso suceda, las políticas públicas deberían tener consideraciones pertinentes en cada caso.

El “plan de rescate” que se está negociando ahora mismo en Estados Unidos, asciende a 1 trillón de dólares. El Banco Central de la Unión Europea planea lanzar 750 billones de Euros en un programa “de estimulación” que también incluye bajar tasas de interés bancario casi a cero. Planes como estos, que involucran inversiones gigantescas, son inalcanzables en nuestro país. Por ello, y en cuanto esté a nuestro alcance, es necesario reforzar los sistemas de alerta temprana y detección, ahora. Al mismo tiempo, es crucial que las y los bolivianos asumamos el compromiso de no salir de casa en este periodo y, especialmente, el de ser solidarios con poblaciones de escasos recursos.

Está comprobado que la única forma de impedir que colapsen nuestros sistemas de salud es que solamente 1 de cada 8 (y mejor, 1 de cada 20) personas se movilice 1 vez a la semana para adquirir víveres, medicamentos[16], etc. Se calcula que la Pandemia puede alcanzar a 6 a 7 millones de bolivianos muy rápidamente. Si seguimos medidas preventivas, probablemente esto tenga lugar en el periodo de 1 a 2 años. Caso contrario, tendremos un enorme porcentaje de población con necesidad de atención hospitalaria y alto riesgo de muerte (casi 300 mil personas).


Sin este compromiso establecido y acatado, sin priorizar el aislamiento colectivo ahora, los riesgos son imprevisibles y pueden ser funestos. En el tiempo de arrepentimientos que puede darse luego, no habrá mucho más que hacer que eso: arrepentirse. Quejarse como los pobladores de Italia y España están ahora lamentando no haber seguido estrictamente las normas y hábitos sociales que son imprescindibles en el Mundo Durante y Post – Covid: quédense en su casa, lávense las manos y mantengan distancia prudente con otras personas.



[1] Mapa de casos confirmados de COVID-19 de la OMS (en inglés)
https://experience.arcgis.com/experience/685d0ace521648f8a5beeeee1b9125cd
[2] Coronavirus: ¿por qué Alemania tiene un número tan bajo de muertos por covid-19 en comparación con otros países?
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-51980118
[3] Merkel: mensaje sobre el coronavirus en español
https://www.youtube.com/watch?v=WL1x3NhyPF8
[4] Los centros urbanos y periurbanos son los que aglutinan a más del 70% de la población y, por lo tanto, los más vulnerables a expandir progresivamente el contagio.
[9] Coronavirus: la "inmunidad del rebaño", por qué cientos de científicos critican la estrategia del gobierno británico ante el covid-19 https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-51893620